domingo, 16 de octubre de 2016

Extinción Aves siglo XX, Zona Norte de Granada. Quebrantahuesos


Ave que se encontraría en los siglos XIX  y mediados del siglo XX en la zona Norte y de Granada, Cazorla y Andalucía.
Extinguida en la sierra de Cazorla en 1.986.
En la zona Norte de Granada, podría anidar en las Sierra de Marmolance, dada su orografía con grandes paredes verticales.



Corto y pego de la página

El quebrantahuesos (Gypaetus barbatus) fue un ave muy común en casi toda Andalucía hasta finales del siglo XIX. Mermada drásticamente su población a causa del uso de cebos envenenados, el furtivismo y el expolio de nidos, el quebrantahuesos halló su último refugio en las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas (Jaén). El último ejemplar dejó de avistarse en 1986. Con ello, los quebrantahuesos ibéricos quedaron relegados al Pirineo, donde han permanecido encastillados hasta hoy.
En Europa, junto a la población pirenaica y algunas parejas aisladas en las islas de Córcega Creta, sólo existe una población de quebrantahuesos en la cordillera alpina, fruto de un ambicioso proyecto internacional de reintroducción iniciado a principios de los 70 y basado en la liberación y cría campestre de ejemplares nacidos en cautividad.
Incluida en el anexo I de la Directiva Aves (79/409/CEE), en la actualidad, el principal problema de conservación de la especie radica en la falta de conexión entre poblaciones.
Coto y pego.

 Quebrantahuesos: En los años 80 apenas si quedaban algunos reductos de Quebrantahuesos en Europa, y la población pirenaica sería la única que, gracias a las medidas de conservación desarrolladas, demostró ser viable.   El último de los quebrantahuesos andaluces desapareció de la sierra de Cazorla a finales de 1986, año en que fueron declaradas estas sierras como Parque Natural por la Junta de Andalucía. Ese mismo año se comenzó a trabajar en la reintroducción del quebrantahuesos, siempre siguiendo las recomendaciones de la UICN (The World Conservation Union): estudios de viabilidad, sensibilización social, control de amenazas. 
Corto y pego

El quebrantahuesos (Gypaetus barbatus) es un ave rapaz carroñera de gran tamaño que anida en los cortados rocosos de las grandes cadenas montañosas, particularmente macizos calizos o dolomíticos.
Su nombre científico dice mucho de sus características físicas: Gyp- buitre, -aetus águila y barbatus, con barba. Es decir, es un buitre por su alimentación carroñera y un águila en lo que se refiere a su silueta y técnica de vuelo. Con casi 3 metros de envergadura y hasta 8 kilos de peso, su perfil en vuelo se caracteriza por sus alas estrechas y su larga cola terminada en forma de rombo. Respecto al plumaje, muy oscuro en la etapa juvenil, se aclara con las sucesivas mudas, hasta alcanzar el diseño con dorso y alas color pizarra y cabeza y partes inferiores blanco-rojizas en su etapa adulta. Su principal rasgo diferenciador es un peculiar antifaz negro que termina en la parte inferior del pico en unas barbas y sobre el que destaca el rojo intenso del anillo esclerótico que rodea sus ojos.

El quebrantahuesos es la única ave osteófaga del planeta, es decir, la única que se alimenta casi exclusivamente de huesos, principalmente de ungulados, tanto silvestres como domésticos, aunque también aprovecha cadáveres enteros de pequeños animales. Puede llegar a tragar trozos de hasta 20 cm que digiere gracias a su potente estómago. Cuando no puede tragarlos, los coge con sus garras y los lanza desde gran altura en zonas pedregosas llamadas “rompederos”. Verle acarrear esqueletos de animales un lugar a otro alimentó durante siglos una leyenda negra según la cual el quebrantahuesos atacaba a quienes se atrevían a adentrarse en las montañas